La carrera de los lácteos
El mes pasado, Muufri recibió 2 millones de dólares de capital inicial por parte de Horizons Ventures, una firma de inversión con sede en Hong Kong (sin relación con la leche orgánica Horizon Farms) cuya cartera de perturbadoras “start-ups” (empresas incipientes o emergentes) incluye a Siri, Spotify y Facebook. Muufri, que comenzó las pruebas de laboratorio en mayo, espera perfeccionar su brebaje para la próxima primavera y estar entregando a las tiendas ya en 2017, informa Gandhi. Se espera que un cartón de Muufri cueste dos veces lo que uno de leche de vaca, al menos al principio.
Muufri no representa al único equipo que intenta crear menos alimentos lácteos. Impossible Foods, que emprendió un exprofesor de la Universidad de Stanford, se concentra en el negocio de la carne de origen no animal, pero está trabajando en crear queso tipo americano no derivado de leche de vaca para acompañar sus hamburguesas. Otro grupo, Real Vegan Cheese, funciona con financiamiento en masa de bioingenieros voluntariios en Oakland, California.
Mientras tanto, el consumo de lácteos en todo el mundo sigue en aumento cada año. ¿Optarán los consumidores por leche producida en un laboratorio, con organismos modificados genéticamente (OGM)? Las proteínas producidas por la levadura Muufri serán indistinguibles de las naturales, asegura Pandya, y la propia levadura es inofensiva.
“Los detractores de los OGM normalmente se preocupan porque los supergranos se apoderen del mundo natural”, dice. “Esencialmente dejamos inválida a la levadura; si sale al mundo, va a producir sólo proteínas de la leche y morirá en cuestión de horas”.
Algunos científicos dedicados a los lácteos son escépticos en cuanto a que la leche artificial alguna vez llegue a suplantar el producto natural. “Los 20 o más componentes de Muufri apenas arañan la superficie de la compleja química de la leche”, explica Philip Tong, director del Centro de Tecnología de Productos Lácteos en Cal Poly, en San Luis Obispo, California.
“Hemos ordeñado vacas durante siete u ocho mil años”, comenta Tong. “Dudo que la biotecnología pueda reproducir completamente el propósito de la Madre Naturaleza”.
La producción de leche que emplea vacas funcionó hasta hace unas cuantas décadas, cuando la población humana era pequeña, pero eso ya no es el caso”, acota Gandhi. “Tenemos que innovar para que todo el mundo pueda disfrutar de un vaso de leche o de sus lácteos favoritos de aquí a 50 años”.
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LECHE SIN VACA