REFORZAR EL CUIDADO DEL SISTEMA INMUNE DE LAS VACAS LECHERAS
PREVIENE ENFERMEDADES Y PERMITE UNA MAYOR PRODUCCIÓN
El sistema inmunológico de las vacas lecheras se ve deprimido sobre todo durante el periparto, que abarca aproximadamente los 21 días previos al parto hasta los 21 días posteriores (período de transición); aunque durante los primeros días luego del secado, particularmente la glándula mamaria es más susceptible a infecciones. Por eso, este período crítico podría extenderse desde los 60 días previos al parto hasta los 20 a 30 días posteriores. Los cambios metabólicos, fisiológicos y del sistema inmune que tienen lugar durante el período de transición determinan que la respuesta defensiva del animal ante posibles infecciones no sea adecuada y se incremente la incidencia de enfermedades post parto, tales como mastitis, metritis y retención placentaria.
Luis Fernando Calvinho, Médico Veterinario,Especialista de la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela Del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)
El sistema inmune de la vaca está deprimido en una etapa en la cual las demandas metabólicas para la producción de leche son máximas, generándose un impacto negativo sobre la salud del animal que incidirá directamente sobre la lactancia y la capacidad de desarrollar a pleno su potencial de producción; por consiguiente, resulta fundamental extremar los cuidados durante esta etapa para evitar o minimizar las consecuencias desfavorables.
Frente a una infección, los neutrófilos (glóbulos blancos y células fagocíticas clave del sistema inmune innato de la vaca) son considerados como la principal línea defensiva de la glándula mamaria bovina. Fundamentalmente, a partir de los 20 a 15 días del parto y 21 días posteriores, los neutrófilos no sólo tienen una capacidad de respuesta disminuida, demorando su llegada al sitio de la infección, sino también una menor capacidad para destruir microorganismos una vez que llegan al mismo.
Resulta sumamente necesario que se cree conciencia al respecto de la inmunodepresión no como hecho aislado sino como lo que le sucede a todas las vacas lecheras y que está relacionado con el metabolismo nutricional, cambios endocrinos y lo que se conoce como estrés oxidativo. El fenómeno es muy claro en sistemas de producción de alta exigencia, en los que el animal tiene una gran demanda de energía e ingesta reducida. Para intentar responder al incremento de esta demanda, se genera un balance energético negativo, lo cual lleva a movilización de reservas grasas y estados de disfunción metabólica que están estrechamente asociados a la disfunción inmune.
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