LAS VACAS LECHERAS EN PREPARTO
“La falta de cuidado en este aspecto puede generar un impacto económico importante para el productor, el que se puede expresar en un mayor gasto en veterinario. No obstante, el mayor
costo se relaciona con la eficiencia productiva y reproductiva del animal, ya que, dependiendo de los problemas que sufra, la vaca demorará mayor cantidad de tiempo en llegar a sus niveles productivos promedio y podría tener problemas para volver a quedar preñada”, explica Einar Vargas, académico del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad Católica.
Si bien cualquier vaca dedicada a la producción de leche debería recibir estos cuidados, lo normal es que sólo se incluyan a aquellas que forman parte de planteles de alta producción o sistemas más intensivos. “En el caso del sistema pastoril, donde es imposible llevar control de todo lo que les pasa, sólo se aspira a poner a las vacas, ojalá, en praderas con baja disponibilidad de forraje, con el fin de que no engorden mucho”, asegura Raúl Cañas, ingeniero agrónomo, MgSc, PhD y académico de la Universidad Mayor.
La transición
La etapa de transición en las vacas lecheras —periodo que se extiende durante las últimas tres semanas antes del parto y las tres posteriores a él— es estratégica para el desarrollo del sistema productivo de la lechería, ya que es aquí donde muchas veces se hacen evidentes problemas en la salud de los animales que posteriormente afectarán su productividad.
Lo cierto es que esta fase representa un periodo de fuertes cambios para el animal, los cuales a menudo pasan desde una etapa de descanso, de 40 o 60 días —dependiendo de
la estrategia del productor—, a un periodo de producción intensivo con requerimientos de 40 o 50 litros de leche por día.
“Esta etapa involucra un cambio nutricional y de manejo, lo que en muchos casos puede ser traumático para la vaca. Por ello, si no se toman en cuenta ciertos aspectos fisiológicos de los animales durante ese periodo se pueden generar perjuicios futuros para el animal y el negocio”, explica Einar Vargas.
De igual forma, se pueden observar distintos tipos de complicaciones como cojeras y desplazamiento de abomaso.
La extensión del balance energético es uno de los factores que más influye para que la vaca retorne a su función ovárica luego del parto. No obstante, hay que tener claro que una disminución de un punto en la condición corporal del animal —va de uno a cinco— durante el posparto puede afectar de forma importante su fertilidad.
Por ello, es importante ayudar a las vacas en transición a sobrellevar los rigores que van a sufrir durante la lactación a través de una adecuada preparación del rumen. En este contexto, llevar un adecuado control de la salud de las vacas es fundamental. Para ello, se recomienda realizar tres o cuatro semanas antes del parto exámenes que determinen la presencia de cuerpos cetónicos y midan los niveles de glucosa en las vacas.
Estado nutricional
En general, el periodo seco de una vaca se caracteriza por una alta tasa de crecimiento fetal, por lo que su peso durante el último mes puede aumentar en 50 o 60 kg, en el caso de las vacas Holstein. “Existe tendencia a que la vaca se sobre engorde y tenga problemas al parto con consumo ad lib. Por ello, se recomienda limitar su consumo de Materia Seca (MS) a 2% de su peso”, explica Raúl Cañas.
Lo cierto es que la densidad energética en la dieta de una vaca Holstein en preparto debe moverse entre 1,5 y 1,6 megacalorías por kg de MS. Luego, en posparto, esta cantidad debe aumentar a 1,6 o 1,7 megacalorías por kg de MS.
Cabe destacar que los requerimientos de las vacas dependerán de su raza y de la estrategia del productor lechero. En Argentina, por ejemplo, la raza Holando-Argentino consume entre 9 y 10 kg de materia seca por día. Otras razas más pequeñas como la Jersey, en tanto, comen alrededor de 8 kg de MS al día.
ARTICULO COMPLETO COMO ENFRENTAR LA NUTRICION DE LAS VACAS LECHERAS EN PREPARTO